Da igual dónde vivas, la edad que tengas, lo que hayas estudiado o a lo que te dediques. Si hay algo que todos tenemos en común, es el poder de ayudar a otras personas. Claro que no todo es tan sencillo, puesto que el tiempo o el bienestar de cada uno suele interferir entre lo que queremos realizar y lo que finalmente acabamos realizando. Pero sí que es cierto que son muchos los pequeños y grandes gestos que podemos hacer por las personas mayores, casi sin darnos cuenta. Aquí os damos algunas ideas para que se sientan valorados y queridos y tengan la atención que merecen. Prometemos adaptarnos lo máximo posible a las situaciones personales de cada uno. ¡En marcha!

Ayúdales a contratar un cuidador a domicilio

Si algún mayor de tu entorno, ya sea familiar, vecino o amigo, tiene ciertas dificultades en su día a día, puedes solicitar información sin compromiso a empresas como Mayores Vida. Conociendo las necesidades de cada mayor, os sugerimos una jornada y tareas que realizarán nuestras cuidadoras para que logren mejoren su calidad de vida, siendo personas de total confianza, formación y experiencia. Así, quedarán bien atendidos en la comodidad de sus hogares. Puede que la tarea financiera y burocrática sea algo complicada para ellos: Si quieres ayudarles, con Mayores Vida no hay ningún problema. No es obligatorio tener relación legal alguna con la persona atendida para ayudarla con el tema del «papeleo» y acompañarla en el proceso. Y contad con nosotros para todo lo que esté en nuestras manos.

Sé amable con ellos

Empezamos por algo sencillo. Por ejemplo, ¿quién no ha visto alguna vez esos asientos en el transporte público con un cartel y/o color distintos al resto? Si estás sentado en uno de ellos, que sepas que es para todas aquellas personas que por su condición física necesitan tener preferencia. Y entre ellas están los más mayores, por lo que hay que hacer lo posible por cederles el asiento, o que se sientan cómodos y a salvo de cualquier frenazo o incidente.

Gestos como el anterior no te llevarán mucho tiempo. Pero si dispones de unos minutos más, las posibilidades de echarles una mano se amplían. Aquí un caso contado a través de mi propia experiencia:

Hace poco, estaba con mi madre en el IKEA comprando unos muebles. Había una pareja de señores mayores que no se apañaban con el buscador de productos que funciona a través de unas pantallas inteligentes que hay en el almacén. Tenía dos opciones: o enfadarme porque tardaban mucho e irme a ver si se liberaba otra pantalla, o ver si podía ayudarles y resolver el problema, además de acabar antes. Les pregunté si necesitaban ayuda, y les localicé el espejo que estaban buscando dándoles las indicaciones correspondientes. Una tarea que a mí no me costaba nada, y que ellos agradecieron. Y yo también tardé menos en finalizar mi tarea.

¡Recuerda!: Hazlo sin caer en el edadismo

¿Pudiste leer lo que te contábamos en el pasado blog? En caso de que tu respuesta sea negativa, te dejamos aquí el enlace para que puedas saber más sobre esa forma de discriminación que suele ejercerse sobre las personas mayores, conocida como «edadismo». Esto quiere decir que podemos hacer mucho por aquellos que han alcanzado la tercera edad, pero sin olvidar que una mayor edad no significa una mayor incapacidad. No hay que tratarles como seres inferiores, ni dar por hecho ciertas limitaciones que no tienen por qué tener.

Pero por ejemplo, si tienen una dificultad en cuanto a la movilidad, puedes sugerirles hacerles una compra pequeña, acercarles el periódico a casa o dar un breve paseo. Todo esto, claro, dependiendo de tu disponibilidad. Y si no, ya sabes que nuestras cuidadoras por horas podrían hacerlo sin ningún problema.

Un voluntariado también es algo que podemos hacer por las personas mayores

Sí, existen organizaciones que intentan mejorar la calidad de vida de los más mayores con pequeños (grandes) gestos. Sigo poniéndome de ejemplo (me faltan mis abuelas pero en este caso no). Pocos meses antes de la pandemia, inicié un voluntariado con Adopta un Abuelo.

Esta organización, muy familiar por cierto, se encarga de conectar a jóvenes con personas mayores que, por diferentes motivos, no tienen quienes les visiten en la residencia en la que viven. Es una labor que se lleva a cabo en muchísimos centros de toda España, y puedes elegir cuál es la que mejor te viene y cuándo quieres acercarte. Yo iba todos los fines de semana a ver a Victoria, mi abuela adoptada, y estuvimos muy unidas hasta que llegó la pandemia y dejé de poder ir a visitarla. Sé que a ella el ratito que pasábamos juntas recitando poemas y tomando el sol le alegraba la semana.

Iniciativas como esta hay muchas, todas persiguiendo el mismo objetivo: hacer frente a la soledad de los más mayores y que tantos problemas de salud puede causarles.

Como has podido ver si has llegado hasta aquí, hay muchas cosas que podemos hacer por las personas mayores. Solo hace falta empatía, interés y ganas de mejorar como persona y en sociedad.